Se cumple un año desde que en la capital del país y once municipios de Cundinamarca se aplicó un racionamiento de agua debido a la crítica situación que atravesaban los embalses que abastecen a la ciudad, sobre todo del sistema Chingaza. Este viernes, 11 de abril, el alcalde mayor, Carlos Fernando Galán y la gerente de la empresa de Acueducto de Bogotá, Natasha Avendaño, indicaron que se levantará la medida de manera definitiva.
“Mañana sábado 12 de abril a las 8 de la mañana termina el racionamiento de agua en Bogotá”, dijo Galán en rueda de prensa. Añadió que, tal como había dicho con anterioridad, se levantaría la restricción cuando el nivel de los embalses se encontrara por encima del promedio. “Gracias a las decisiones técnicas y el comportamiento de la ciudadanía, hoy podemos dar por superada esa crisis”, manifestó.
Enfatizó en que este año el sistema Chingaza tiene unos niveles que están por encima del año anterior y se encuentra en un promedio que no se veía desde hace aproximadamente quince años, en el 2014. “El embalse de Chuza hoy está por encima de los años 1998, 2006, 2007, 2014 y 2024. Esto se logró gracias a la labor técnica de la empresa de Acueducto y al comportamiento de los capitalinos, el cual queremos agradecer por ese sacrificio”, enfatizó el mandatario local.

Durante estos últimos meses, además de la restricción, la Alcaldía mayor de la capital ha tomado otras medidas como aumentar la capacidad de la planta de Tibitoc, ubicada en lavía Briceño – Zipaquirá, para bajar la presión sobre el Chingaza, sistema que anteriormente aportaba el 70 % del agua que consume Bogotá y la región. Asimismo, se han endurecido las sanciones para quien desperdicie el recurso hídrico en la capital.
“Esto no termina acá. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo para que mantengamos ese mensaje permanente de cambio de comportamiento, que ya se ha logrado, pero que se puede lograr más”, añadió el alcalde mayor, quien dijo que desde el año anterior se está trabajando para que las últimas viviendas tengan herramientas de ahorro y el empleo de aguas lluvias.
Por su parte, Natasha Avendaño, gerente del Acueducto de Bogotá, resaltó que fueron en total 34 ciclos de restricción, que se dividía en 9 turnos por día. Con la medida, se lograron ahorrar más de 46,5 millones de metros cúbicos de agua, equivalente a 18.625 piscinas olímpicas. Por otro lado, el consumo promedio de este año 2025 ha sido de 16,25 metros cúbicos por segundo, mientras que el año pasado fue de 17,72 metros cúbicos.
“Fue un año difícil, un año con muchos retos, pero creo que lo importante es mantener ese buen comportamiento. (…) en los primeros días de abril se han incrementado 10 millones de metros cúbicos de afluencias en el embalse de Chuza gracias, esta fue uno de los motivos que nos llevó a levantar la medida de restricción”, explicó Avendaño, quien adicionó que hay suficiente recurso hídrico para lo que queda de este año y comienzos del año entrante, pues Chingaza está sobre el 40 % de llenado.
Avendaño, con respecto a las medidas contra quienes despilfarran agua, indicó que se han llevado a cabo 2.351 operativos por expoliación de fluidos y se han recuperado 2,6 millones de metros cúbicos, avaluados en más de 16.726 millones de pesos.
Según la respuesta a un derecho de petición por parte de la concejal por el Centro Democrático, Diana Diago, el año pasado las localidades que registraron un mayor despilfarro de agua por daños reportados fueron:
Rafael Uribe Uribe, con 4.319.968 m3 de agua perdida.
Ciudad Bolívar, con 3.700.286 m3
Puente Aranda, con 3.267.529 m3
Kennedy, con 3.019.986 m3
San Cristóbal, con 2.992.532 m3
El director general de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) , Alfred Ballesteros, destacó las lecciones aprendidas, así como las estrategias que han marcado la ruta para hacer frente al cambio climático y a la crisis por desabastecimiento del recurso hídrico.
Resaltó que el año pasado fue desafiante debido a las pocas lluvias que se presentaron, siendo uno de los años más secos de la última década, lo cual exigió a las entidades, empresas, industrias y comunidad en general, adoptar nuevos hábitos de consumo y formas de relacionarse con el agua.
“En este primer año, muchas entidades como la Gobernación de Cundinamarca, algunas alcaldías municipales y empresas de servicios públicos comenzaron a efectuar iniciativas importantes para disminuir el impacto del racionamiento y a comprender que es indispensable sumar esfuerzos para alcanzar resultados de corto, mediano y largo plazo”, dice el director de la CAR.
Ballesteros destacó varias acciones como ampliar la capacidad adecuada de los embalses y mejorar las condiciones ecosistémicas de los páramos, pero dice que aún persisten determinaciones en las que se prioriza la infraestructura para llevar el recurso hídrico y no las inversiones en soluciones para la producción sostenible del agua. Además, insistió en la necesidad de avanzar en estrategias como el ordenamiento territorial alrededor del agua, sobre todo en los municipios de la Sabana de Bogotá.
“Algunas grandes ciudades y empresas de servicios públicos no han comprendido que las inversiones que debemos hacer en el territorio si queremos garantizar seguridad hídrica son las de soluciones basadas en la naturaleza, en controlar y erradicar las pérdidas que en muchos casos superan el 30 %, pues no es lógico que hoy tengamos racionamiento mientras 30 % del agua se pierda por entre el tubo”, destacó el director.