Robert Francis Prevost más conocido también como el papa León XIV instó a los políticos a nivel mundial a atajar la “inaceptable” desproporción entre ricos y pobres como servicio en favor de la paz social, durante una audiencia este sábado 21 de junio por el Jubileo de los gobernantes.
El sumo pontífice recordó a los políticos que uno de sus “deberes” es “promover y proteger, más allá de cualquier interés particular, el bien de la comunidad, de manera especial en defensa de los más vulnerables y marginados”.
“Se trata de esforzarse para que se supere la desproporción inaceptable entre una riqueza en manos de pocos y una pobreza desmedida. Quienes viven en condiciones extremas, gritan para hacer escuchar sus voces, pero a menudo, no hallan oídos dispuestos a escucharles”, manifestó León XIV.
En este sentido, apuntó que esa desigualdad o indiferencia genera injusticia, lo que puede desembocar en violencia y “antes o después en el drama de la guerra”.
“Una buena acción política, favoreciendo una ecua distribución de los recursos, puede ofrecer un eficaz servicio a la armonía y a la paz, tanto a nivel social como en ámbito internacional”, concluyó el sumo pontífice.
León XIV ha recibido esta mañana del sábado en el Palacio Apostólico a los líderes políticos que este fin de semana participan en el Jubileo de los Gobernantes y de los Administradores, en el marco de este Año Santo.
En el encuentro estuvo presente la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, así como diputados, senadores, alcaldes, gobernadores regionales o diplomáticos llegados de 68 países.
Ante ellos, señaló como “un gran desafío” la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), al indicar que “será válida ayudando a la sociedad en la medida en que su empleo no afecte a la identidad y la dignidad” de la población en general y a sus libertades fundamentales.
“La vida personal vale mucho más que un algoritmo y las relaciones sociales necesitan espacios humanos muy superiores a las pantallas limitadas que cualquier máquina sin alma pueda confeccionar”, indicó.
Por último, el sumo pontífice agustino, evocando a Cicerón, recomendó a la hora de legislar por el bien común tener como punto de referencia la definición de la ley natural, “no escrita por la mano del hombre, pero reconocida como válida universalmente en todo tiempo”.
“La ley natural, universalmente válida por encima de otras persuasiones de carácter más opinable, constituye una brújula con la que orientarse a la hora de legislar y actuar, particularmente sobre cuestiones éticas que hoy tocan la esfera de la confianza personal”, aconsejó.
León XIV se despidió de los gobernantes y demás asistentes, citando como “ejemplo” a Tomás Moro, jurista y canciller de Enrique VIII, decapitado en el año 1535 por no acatar la nueva iglesia anglicana.
“La valentía con la que no dudó en sacrificar su propia vida con tal de no traicionar la veracidad lo hace todavía hoy, para nosotros, un mártir de la libertad y del primado de la conciencia. Que su ejemplo pueda ser para cada uno de vosotros fuente de inspiración”, terminó el sumo pontífice.