En medio de sentidos homenajes, el mundo está despidiéndose del Papa Francisco, quien falleció el pasado lunes, 21 de abril, a los 88 años. Este miércoles su cuerpo será trasladado a la Plaza de San Pedro en el Vaticano, tras un momento de oración, presidido por el carmarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell.
Después, la procesión pasará por la plaza Santa Marta y la plaza de los Protomartires Romanos y, desde el Arco de las Campanas, saldrá a la plaza de San Pedro. Luego entrará en la Basílica Vaticana por la puerta central, y luego en el Altar de la Confesión, bajo el baldaquino, el cardenal camarlengo presidirá la Liturgia de la Palabra, al final de la cual comenzará la visita de los fieles católicos.
El cuerpo del papa Francisco yace en la basílica de San Pedro, donde permanecerá durante tres días hasta su funeral este sábado 26 de abril, al que se espera que asistan líderes a nivel mundial, incluido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Su cuerpo fue trasladado a la basílica durante una procesión este miércoles, y fue seguido por un servicio dirigido por el camarlengo Kevin Joseph Farrell, el cardenal encargado de hacer los arreglos necesarios para el funeral del santo padre y el cónclave que se hará en las próximas semanas.
El ataúd de Francisco fue situado en el altar de la confesión, un espacio sagrado frente al altar mayor, sobre la tumba de San Pedro, el primer pontífice de la iglesia.
Los cardenales presentes en la basílica se acercaron al féretro en parejas para presentar sus respetos. A partir de las 11:00 a.m. hora local del Vaticano, los fieles católicos podrán despedirse del cuerpo del Papa Francisco.
Miles de personas esperan fuera de la basílica en la plaza de San Pedro, antes de la apertura oficial.
Como parte del esfuerzo del Papa Francisco por simplificar los ritos funerarios papales, su cuerpo yace en un ataúd de madera abierto. De esta manera, eliminó la tradición de tener tres ataúdes con materiales de ciprés, plomo y roble.
La procesión de este miércoles empezó con el traslado del cuerpo del santo padre desde la capilla de la residencia Casa Santa Marta, donde vivió durante su pontificado. El papa Francisco murió en la Casa Santa Marta el Lunes de Pascua a los 88 años de edad a causa de un derrame cerebral y una insuficiencia cardíaca, según La Santa Sede.
La procesión recorrió desde la plaza de Santa Marta y la plaza de los Protomartiri Romani, pasando por el Arco de las Campanas y finalmente adentrándose en la plaza de San Pedro, antes de entrar en la basílica de San Pedro por la puerta central.
Antes de la procesión, el camarlengo Kevin Farrell, cardenal encargado de organizar los funerales papales y el cónclave que se hará la próxima semana, celebró un breve oficio en la capilla de la Casa Santa Marta con una antífona de esperanza.
“Demos gracias al Señor por los innumerables dones que ha concedido al pueblo católico a través de su siervo el papa Francisco”, dijo el camarlengo en la oración. “Pidámosle en su misericordia y bondad que conceda al difunto papa un hogar eterno en el reino de los cielos y que consuele con esperanza celestial, a la familia papal, a la Iglesia de Roma y a los fieles de todo el mundo entero”.
Más tarde este miércoles, en la basílica de San Pedro, el camarlengo presidió el servicio, conocido como la Liturgia de la Palabra, que permitió a los asistentes presentar sus respetos al difunto papa.
Durante el servicio, Farrell distribuyó agua bendita sobre el cuerpo del sumo pontífice. El servicio incluyó una lectura del Evangelio de Juan, en la que Jesús le dice a Dios: “Di a conocer tu nombre y seguiré dándolo a conocer, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos”.
La congregación recitó varios versículos de la biblia, incluido el Salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
Los asistentes también recitaron las oraciones católicas habituales de los difuntos durante la liturgia.
El servicio concluyó con la Salve Regina, una de las cuatro principales antífonas marianas, oraciones a María, la madre de Jesucristo.
Para aquellos que deseen visitar al santo padre y presentarle sus respetos, la basílica estará abierta este miércoles hasta la medianoche, este jueves de 7:00 a.m. hasta la medianoche hora local del Vaticano, y este viernes de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. hora local del Vaticano.
Tras tres días de velatorio, el funeral de Francisco empezará este sábado 26 de abril a las 10:00 a.m. hora local (4:00 a.m. hora de Colombia), seis días después de su fallecimiento. El último funeral papal, el del Papa Benedicto XVI en el año 2023, también se celebró seis días después de su fallecimiento el 5 de enero del mismo año, presidido por su sucesor el papa Francisco en la plaza de San Pedro, tras el cual fue sepultado en las grutas vaticanas, justamente en el mismo lugar donde había estado enterrado su predecesor Juan Pablo II.
El Vaticano anunció que el funeral del Papa Francisco se celebrará al aire libre, en la plaza de San Pedro. Los funerales papales anteriores también se han celebrado al aire libre, con miles de dolientes llenando el espacio abierto frente a la basílica.
Varios líderes a nivel mundial, incluido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han confirmado su viaje al Vaticano para el servicio. El presidente de Francia, Emmanuel Macron; el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer; el canciller saliente de Alemania, Olaf Scholz; y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se encuentran entre los principales líderes del continente europeo que viajarán al Vaticano.
Se espera la asistencia de decenas de miles de personas. Unas 50.000 personas asistieron al funeral de Benedicto XVI en 2023, mientras que unas 300.000 asistieron al de Juan Pablo II en 2005.
El papa falleció la mañana siguiente al día más sagrado del año cristiano, cuando los 1.400 millones de fieles católicos del mundo celebran la resurrección de Jesús. A pesar de su delicado estado de salud, El Papa Francisco fue visto en público varias veces en el Vaticano durante la Semana Santa, terminando con una aparición el pasado Domingo de Pascua, donde deleitó a la multitud en la Basílica de San Pedro.
Su muerte, causada por un derrame cerebral e insuficiencia cardíaca, se vio afectada por otras dolencias, entre ellas un “episodio previo de insuficiencia respiratoria aguda”, hipertensión arterial y diabetes tipo II, según un comunicado de la oficina de prensa del Vaticano, firmado por el director de la Dirección de Salud e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, Andrea Arcangeli.