Ya ha pasado tres días en los que el cuerpo sin vida del Papa Francisco estuvo en un ataúd abierto en la basílica de San Pedro del Vaticano. En una procesión solemne pasaron a darle una sentida despedida cerca de 250.000 personas, según lo confirmó la Santa Sede. Y si nos ponemos a hacer cuentas, la capilla ardiente de su predecesor, Benedicto XVI, congregó a más de 195.000 personas en el año 2022.
“Al fondo, el ataúd. En el medio, todo lo humano: los que creen, los que dudan, los que solo observan, los que lloran. Y el Vaticano en silencio, con un sentimiento de orfandad, de vacío”, contó la periodista Laura Ayala, quien hizo parte de esas 250.000 asistentes y a quien le coincidieron sus vacaciones en la ciudad de Roma con una despedida que desde hace varios días está tomando tintes de histórica.
Los tres días de capilla ardiente culminaron ayer viernes 25 de abril previo al funeral. Después de eso, el féretro del primer papa latinoamericano fue cerrado en una ceremonia privada encabezada por el cardenal camarlengo, Kevin Farrell: “Tapó su cara con un velo de seda blanca, le roció agua bendita y depositó una bolsa con monedas y medallas acuñadas durante su papado. Leyó igualmente el Rogito, una especie de obituario oficial que también se deposita en el ataúd dentro de un tubo. “Fue un pastor simple y muy querido”, reza el de Francisco”, detallan desde AFP.
Tras sellarse, el féretro, de madera y zinc, se situó en la plaza de San Pedro, ante el altar.
Su cara nunca más será visto. Los últimos que lo vieron fueron esos 250.000 asistentes que asistieron a San Pedro entre miércoles y viernes, en jornadas que llegaron a extenderse hasta bien entrada la madrugada.
Otra colombiana, Mónica Penagos, de 61 años de edad y residente en Italia, manifestó que este paso hacia el féretro del Papa Francisco la hizo llorar mucho: “La verdad es que lo lloré demasiado, era mi viejito hermoso, era nuestro papa, el papa de los migrantes”, dice.
Familias enteras, monjas, sacerdotes, médicos, migrantes, turistas y hasta futbolistas como los del equipo de fútbol de Roma, entre ellos sus compatriotas Paulo Dybala y Leandro Paredes, fueron a darle ese último adiós al sumo pontífice, pero aún falta el sepelio.
El entierro del santo padre comenzó muy temprano este sábado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma y será el primero de un sumo pontífice fuera del Vaticano desde el Papa León XIII en 1903.
Desde las 3:00 de la mañana, hora colombiana, empezó la eucaristía funeral presidida por el italiano Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.
En la ceremonia participaron 224 cardenales y 750 obispos y sacerdotes que confirma la santa sede.
Si se despierta este sábado temprano y enciende la transmisión que se hizo por los canales oficiales del Vaticano en YouTube, y por algunos canales internacionales, podrá notar varias particularidades: las delegaciones que asisten a este funeral estarán sentadas por orden alfabético, a la derecha del altar y del féretro mirando hacia la basílica.
En la primera fila estuvo Javier Milei, como presidente de la patria del difunto sumo pontífice, y el presidente italiano, Sergio Mattarella.
A continuación, siguen los diez monarcas en ejercicio y el medio centenar de jefes de Estado a nivel. Los cardenales están situados en el lado izquierdo.
El Vaticano confirmó la aistencia de 50 jefes de Estado a nivel mundial electos más los 10 monarcas reinantes y añadieron que “hasta ahora –viernes en la tarde–, 130 delegaciones (la mayoría de procedencia extranjera) están confirmadas para el funeral del sumo pontífice”.
Por ello, las autoridades impusieron una zona de exclusión aérea sobre Roma y desplegaron unidades antidrones con sistemas de inhibición de señales para prevenir cualquier acción sospechosa.
Varios aviones de combate están en alerta para intervenir y los helicópteros policiales sobrevuelan el centro histórico de la ciudad de Vaticano. Se desplegaron francotiradores en los tejados de la Via della Conciliazione, que conduce a la plaza San Pedro, y en la cercana colina del Janículo.
La delegación que viajará desde Colombia hasta El Vaticano está conformada por la canciller Laura Sarabia; la primera dama, Verónica Alcocer (quien, según lo que dijeron fuentes de Presidencia, pagará sus propios viáticos); y Alberto Ospina, Embajador de la República de Colombia ante la Santa Sede.
Entre los mandatarios internacionales confirmados estuvieron en el funeral del sumo pontífice el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su esposa Melania; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y su esposa Janja; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa; el presidente de Francia Emmanuel Macron que viajará con el ministro de Relaciones Exteriores Jean Noël Barrot y el ministro del Interior Bruno Retailleau; el príncipe William (en representación del rey Carlos III) y el primer ministro Keir Starmer y el príncipe Alberto II de Mónaco y su esposa Charlène.
Tras una hora y media de misa, según los horarios que suministró el Vaticano, se dará inicio al cortejo fúnebre que recorrerá las calles de Roma hasta su última morada. El féretro parte hacia la basílica de Santa María la Mayor y será visible para el público agolpado tras barreras metálicas a lo largo del recorrido. Pantallas grandes retransmiten su avance.
Durante media hora, la procesión recorre a paso lento durante unos cuatro kilómetros las calles de Roma y pasará por delante de sitios emblemáticos como los foros imperiales y el Coliseo. Se calcula que cerca de 200.000 personas buscarán despedirse del sumo pontífice.
Los restos mortales de Jorge Mario Bergoglio conocido también como Papa Francisco llegarán a Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma. Un grupo de personas desfavorecidas lo acogerán como símbolo de su papado.
El cardenal camarlengo Kevin Farrell presidirá la inhumación, que será de carácter privado.
La tumba del Papa Francisco fue elaborada en una imagen de la sencillez que pregonó en sus 12 años de papado: de mármol y con “Franciscus” como única inscripción en latín. Una reproducción de la cruz pectoral que llevaba el papa en vida acompañará el conjunto.
La basílica de Santa María la Mayor, donde reposará esta sepultura, es una imponente iglesia del siglo V que está en pleno corazón de Roma y Francisco solía ir a rezar a este templo la víspera de sus viajes al extranjero o a su retorno.
La sepultura está ubicada en una nave lateral de la basílica de Santa María La Mayor, cerca del altar de San Francisco, que es el santo que inspiró el nombre del Papa.
El Papa Francisco descartó ser inhumado en la cripta de la basílica de San Pedro, como suele ocurrir desde hace más de tres siglos, aunque con algunas excepciones.
Otros siete pontífices están también enterrados en Santa María la Mayor, el último fue el papa Clemente IX, en 1669.
También personajes famosos como el arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini.
El papa explicó al vaticanista español Javier Martínez-Brocal que la sepultura era “una recamara que usaban para guardar los candelabros”, situado cerca de la escultura de la Reina de la Paz.
“Lo vi y pensé: ‘ese es el sitio’”, dijo el pontífice muy apegado al culto de la Virgen María y en especial al Salus Populi Romani, un icono atribuido a San Lucas que representa a la Virgen María con el niño Jesús en sus brazos.
La tradición cuenta que el apóstol usó un pedazo de madera de la mesa que se empleó en la Última Cena o de alguna construida por Jesús que María conservó tras su crucifixión.
Este sitio, desde ya, se convertirá en uno de visita y peregrinación. Los fieles católicos podrán visitar la tumba a partir de mañana domingo 27 de abril, aunque durante esta semana la fila de visitantes ya era extensa para conocer el espacio de la tumba del Papa Francisco.
En Santa María la Mayor de Roma se hallan otras importantes reliquias de la iglesia católica como supuestos fragmentos de madera procedentes de la cuna del niño Jesús, conservados en un relicario de cristal de roca en forma de cuna.
La iglesia fue construida hacia el año 432 a petición del papa Sixto III en la colina del Esquilino.
Un santuario le antecedió, financiado por el rico patricio romano Giovanni, supuestamente después de una aparición de la Virgen a él y al papa Liberio (352-366) que pidió la construcción de un templo.
El sitio lo señaló supuestamente la Virgen con una nevada el 5 de agosto. Ese fue el lugar, con tanta historia, elegido por el Papa Francisco para ser enterrado.
Cuando pasen hoy todas las ceremonias esa orfandad, de la que tanto hablan los católicos tras la muerte del sumo pontífice, se sentirá en Roma y sus alrededores. Y con el pasop del tiempo, que siempre llega a dar alivio, avanzará hasta el martes 6 de mayo, fecha en la que por el protocolo eclesiástico debería iniciar el cónclave para que la figura de un nuevo papa emerja tras el humo blanco.
Eso sí, el Papa Francisco, se convirtió como el papa No 266 en la historia de la iglesia católica, será recordado en el corazón de la Iglesia y de toda la humanidad.