Por: Yurany González
La Tribuna de las regiones
La sorpresiva renuncia del gerente general de Corabastos, el principal centro de acopio y distribución de alimentos del país, ha desatado una tormenta de versiones, sospechas y tensiones políticas que aún no encuentran claridad.
El ahora exgerente, cuya gestión fue reconocida por estabilizar precios y mejorar procesos logísticos en la central, presentó su renuncia de forma irrevocable el pasado martes. La noticia cayó como un baldado de agua fría dentro del sector agroalimentario y encendió alarmas en la esfera gubernamental.
Presión desde adentro
Fuentes cercanas a la junta directiva de Corabastos confirmaron que en las semanas previas a su salida, el gerente habría enfrentado fuertes presiones internas. Según información conocida por este medio, varios miembros de la junta expresaron “inconformidad con ciertas decisiones administrativas”, aunque no detallaron cuáles.
Sin embargo, una fuente con conocimiento directo de las discusiones internas, que pidió reserva de su identidad por temor a represalias, aseguró que “la presión para su salida venía escalando desde hace meses, y en los últimos días se volvió insostenible”.
¿Intervención del Ministerio de Agricultura?
En redes sociales y círculos políticos se especula que detrás de la renuncia estaría una pugna silenciosa con el Ministerio de Agricultura. Según los rumores,
La ministra Martha Viviana Carvajalino Villegas
habría solicitado la asignación de varios cargos estratégicos dentro de la central. La negativa del gerente a ceder ante estas presiones habría desencadenado una cadena de tensiones que culminaron en su renuncia.
Aunque esta versión no ha sido confirmada oficialmente, ha ganado fuerza en plataformas como X (antes Twitter) y ha sido replicada por varios líderes de opinión. Desde el Ministerio de Agricultura, hasta el momento, no ha habido pronunciamiento alguno respecto a la renuncia ni a los señalamientos.
Corabastos en la incertidumbre
Corabastos mueve a diario más de 10.000 toneladas de alimentos y genera más de 18.000 empleos directos e indirectos. Su liderazgo no solo es clave para Bogotá, sino para la estabilidad alimentaria del país. La salida repentina de su gerente pone en jaque no solo la gobernabilidad de la central, sino también el equilibrio político de un sector históricamente sensible a intereses cruzados.
Mientras tanto, crece la expectativa por quién ocupará el cargo y bajo qué condiciones. Las organizaciones de comerciantes ya han exigido transparencia en el proceso de selección y garantías de que la entidad no se convierta en moneda de cambio político.
¿Y ahora qué?
La falta de información oficial solo alimenta el vacío y las especulaciones. En medio del silencio institucional, la renuncia del gerente de Corabastos deja una pregunta inquietante: ¿fue una decisión autónoma o el resultado de una presión silenciosa pero poderosa?