Con el comienzo de la temporada de lluvias, una de las plagas más peligrosas para los ecosistemas y la salud pública ha vuelto a hacer presencia en varios municipios del departamento de Cundinamarca: el caracol gigante africano, conocido científicamente como “Lissachatina fulica”, anteriormente “Achatina fulica”, molusco perteneciente al orden de los estilomatóforos, familia de los acantínidos.
Considerado una de las 100 plagas más invasoras a nivel mundial, este molusco representa un grave riesgo ecológico al desplazar especies nativas y dañar cultivos de plantas, además de transmitir diversas enfermedades como la meningitis y la eosinofilía.
Para mitigar su impacto, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha activado una estrategia reforzada que incluye la entrega de kits especializados y jornadas pedagógicas en diez municipios clave.
La campaña busca, por un lado, erradicar de manera controlada este animal invasor y, por otro, sensibilizar a la comunidad sobre los peligros que representa esta especie.
Los municipios beneficiados con la primera fase son: La Mesa, Anapoima, Apulo, Ricaurte, Girardot, Guataquí, San Juan de Río Seco, Puerto Salgar, Guaduas y Villeta.
Los kits distribuidos incluyen sal refinada, cal hidratada, guantes de nitrilo, bolsas rojas y otros insumos necesarios para la recolección y disposición segura de los caracoles africanos.
Alfred Ignacio Ballesteros, director general de la CAR, afirmó que el objetivo es involucrar a la comunidad en la estrategia de control, capacitando tanto a zonas rurales como urbanas sobre el ciclo biológico de la plaga y las mejores prácticas para su manipulación.
Además, destacó que la rápida reproducción o multiplicación del caracol africano, que puede poner hasta 400 huevos en cada ciclo, convierte esta lucha en una labor constante y urgente.
La CAR hizo un llamado a la ciudadanía en general a no coger directamente los caracoles marinos sin la debida protección, para evitar riesgos de contagio y mal manejo. Aseguraron que el éxito de la erradicación depende de la participación activa y la cooperación de toda la población.
Esta estrategia se suma a los esfuerzos más amplios para proteger el equilibrio ecológico del departamento y evitar que el caracol gigante africano siga expandiéndose por todo el territorio cundinamarqués.