Unas 250.000 personas pasaron ante el féretro del Papa Francisco en la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano para darle el último adiós, durante su exposición en los últimos tres días y hasta las 7 p.m. hora local del Vaticano de este viernes 25 de abril, horas antes de su funeral. La capilla ardiente del sumo pontífice, fallecido el pasado lunes 21 de abril, acaba de concluir para proceder a la ceremonia de cierre del féretro, antes del solemne funeral y el entierro previstos para mañana sábado 26 de abril.
“Desde la mañana del miércoles 23 de abril a las 11 a.m. hora del Vaticano hasta esta tarde a las 7 p.m., unas 250.000 personas aistieron a la Basílica de San Pedro para presentar sus respetos al Papa Francisco”, indicó el Vaticano en un comunicado. El rito del cierre del féretro será a las 8 p.m., y de carácter privado.
Las autoridades prevén la presencia de 200.000 personas en las exequias en la plaza de San Pedro, además de 130 delegaciones de diferentes países, con jefes de Estado a nivel mundial como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y una decena de soberanos reinantes, entre estos los reyes de España, Felipe VI y Letizia.
Tras el funeral de este sábado, el cuerpo del sumo pontífice será llevado por un cortejo fúnebre cruzando toda Roma hasta la basílica de Santa María La Mayor, donde decidió reposar por ser muy devoto de la Virgen “Salus Populi Romani”. Su sepulcro, de hecho, ha sido preparado junto a la capilla que alberga ese icono mariano y consistirá en una simple losa de mármol en el suelo con una única inscripción, “FRANCISCUS”, su nombre pontificio en latín. En la pared habrá además una reproducción de su cruz pectoral, hecho a base de plata y con el Buen Pastor.
El Papa Francisco, fallecido el pasado lunes 21 de abril a los 88 años de edad, había dejado por escrito en su testamento su voluntad de reposar en la basílica de Santa María La Mayor, en vez de en la cripta vaticana, ya que es muy devoto de la Virgen que custodia, la “Salus Populi Romani”.
El mármol blanco ha sido extraído de la tierra de los antepasados de Bergoglio, en concreto de la región italiana de Liguria, la de una parte de su rama materna. En concreto, la piedra, según informa el portal oficial de “Vatican News”, procede del pequeño municipio genovés de Cogorno, donde en 1850 nació el bisabuelo de Bergoglio, Vincenzo Girolamo Sivori. “Él quiso que la piedra del sepulcro fuera de su tierra, de la de sus antepasados, piedra ligur”, manifestó el cardenal Rolandas Makrickas.
A la ciudad de Roma ya han llegado un total de 149 cardenales del total de los 252 que componen el colegio cardenalicio, aunque solo 133 entrarán al cónclave para elegir al sucesor por tener menos de 80 años, una regla obligada. Los cardenales que participarán en el funeral este sábado visitarán la tumba del papa el próximo domingo.
Cabe señalar que, para el funeral, 3.000 voluntarios movilizará la Protección Civil, responsable de la gestión de los preparativos. Habrá 55 equipos sanitarios repartidos a lo largo del cortejo fúnebre entre San Pedro del Vaticano y la basílica de Santa María la Mayor, además de 11 puestos médicos avanzados y 52 ambulancias adicionales que se unirán a la flota.
En total, son más de 260.000 asientos, pone el grupo estatal Ferrovie dello Stato a disposición de quienes deseen acercarse a Roma en tren. Protección Civil confirmó también que se han reservado para el mismo día 500 plazas de estacionamientos para autobuses y autocares en Roma y sus alrededores.
También se esperan 120.000 llegadas previstas a Roma el 25 y 26 de abril, que se traducirán en unas 320.000 pernoctaciones, según cifras del Departamento de Turismo de la capital italiana, que avisa de que las estimaciones pueden quedar por debajo incluso de las que se produzcan finalmente. 101.000 de esas llegadas se darán en hoteles y otras 53.000 en “establecimientos de tipos complementarios”.
Unos 11.000 militares y miembros de las fuerzas de seguridad, sin contar los equipos propios de las delegaciones internacionales, que velarán porque el funeral se celebre sin inconvenientes. Policías, carabineros y agentes de tráfico se sumarán a al menos 1.500 soldados y cinco bazucas antidrones, capaces de interceptar las radiofrecuencias con las que se operan esos artefactos, que reforzarán la zona de exclusión aérea decretada sobre el cielo romano.
